Por su época 1700 y tantos había ocurrido en el mundo (europeo, se entiende)una especie de»fiebre por lo antiguo». Todo aquel que tuviese 2 cm de frente y dinero suficiente, quería ir a Grecia y Roma, conocer sus ruinas para entender en lo posible el origen de nuestra civilización.
Giovanni Paolo Pannini fue un pintor que supo destacar sin lugar a dudas las maravillas del arte que existe en Roma. Como pintor, es conocido por sus vistas o «vedute»de la ciudad de Roma, especialmente por los restos más antiguos de la ciudad.
Él como nadie supo aunar la herencia Renacentista con las nuevas corrientes que venían de Francia. No tan popular como otros quizás, pero !!!Perfecto en dar una visualización de su época. Detallista, meticuloso, profundo conocedor del pasado nos muestra una maravillosa Roma de 1750 que cautiva y embelesa al más exigente conocedor de arte.
Un ejemplo para interpretar sus obras
Vista del Coliseo y el Arco de Constantino, 1747. Obra de sus obras.
Este punto de vista del Coliseo y el Arco de Constantino es una reconstrucción que muestra cada monumento de su mejor lado. Caídos los muros del Coliseo han sido arreglados para arriba, y varias otras obras de la antigüedad se han introducido en los paisajes, como el famoso florero de Borghese (ahora en el Museo del Louvre, París) a la izquierda de la obra.
Por entonces…
Las Ruinas romanas habían despertado un nuevo interés por la arqueología, convertido luego en un tema muy popular por varias década del siglo XVIII, incluso coincidió con el comienzo de la excavación de Pompeya y Herculano. Pannini fue un maestro de estas pinturas de recuerdo tan apreciadas por los ricos visitantes ingleses en su viaje magnífico por la «antigua» Europa.
Giovanni Paolo Pannini –Pannini retratado por Blanchet
Nació en (Piacenza, 17 de junio de 1691 – Roma, 21 de octubre de 1765) fue un pintor, arquitecto y paisajista de la escuela romana, discípulo de Benedetto Luti.
Estudió como escenógrafo teatral, hasta que en 1711 se desplazó a Roma, Alcanzó la fama como decorador de palacios, entre ellos la villa Patrizi (1718–1725) lamentablemente desaparecido y el Palacio de Carolis (1720).
En 1719 Pannini fue admitido en la Congregazione dei Virtuosi al Pantheon.
Pannini consiguió ser profesor de Perspectiva en la Academia Francesa de Roma, con lo cual terminó influyendo en la pintura de sus coetáneos franceses e italianos entre ellos a Jean-Honoré Fragonard.
Si bien trabajó como escenógrafo debe su reputación a su rica producción de pintura de caballete, donde retrató de forma ingeniosa y original la vida cotidiana de Roma y los acontecimientos festivos y religiosos. Siempre influido por el paisajismo romano -mezcla de realismo, género y de la tradición clasicista creó, amables vistas, vedute ideale, donde sintetizó lo inventado con lo real.
Aquí quedó registrado el Festival Musical en el Teatro Argentina de Roma con la prestigiosa sociedad de la época 1747 en ocasión de las bodas del Delfín de Francia hijo de Luis XV .
Estas obras se encuentran en el Louvre: La Roma Antigua – Roma Moderna y la Pinacoteca del Cardenal
Si miramos con atención las obras de Pannini este nos muestra, no solo el arte «vistas» que había en la Roma de su tiempo, sino sus «modas» , acontecimientos con los personajes de entonces. Todos hablaban maravillas de «la Ciudad Eterna » pero pocos, o mejor dicho nadie como él la supieron mostrar .
La Pinacoteca del cardenal Silvio Valenti Gonzaga de 1749. Óleo sobre lienzo. El Cardenal se encuentra con el artista en el centro de la composición junto a una copia ampliada de la obra de Rafael (La Madonna della Sedia). En este cuadro por su elaborada composición, por la laboriosidad empleada en los detalles demuestra la gran técnica impresionante que poseía.
Al contrario de Caspar van Wittel o Bernardo Bellotto, Panini no buscaba el fiel reflejo topográfico, sino que recreaba vistas un tanto románticas y arcádicas, con ecos de la pintura de Salvator Rosa y de las vistas arquitectónicas fantasiosas de Giovanni Ghisolfi.
En sus obras de «Ruinas Clásicas» y en los «Interiores» de sus monumentos antiguos acumulaba vestigios arqueológicos en un conjunto pintoresco, pobladas de obras reales y admiradas por una multitud de figuras populares contemporáneas. Apreciado por sus comitentes, en su mayoría, turistas que pasaban por Italia, fue también muy valorado por el príncipe de Asturias, el futuro Carlos IV.
Al final de su vida tuvo un taller floreciente, formándose en él Hubert Robert y Francesco Pannini, hijo del pintor.
Aquí una vista panorámica de Roma y la otra la plaza Navona en su fiesta popular de agosto.
Otra de la Plaza Navona en 1729 los festejos que hubo en la ciudad por el nacimiento de Luis el Delfín de Francia y una paisaje donde esta autorretratado en la pérgola central
Esta obra es el acontecimiento histórico de la visita de Carlos VII – Rey de Nápoles y las dos Sicilias al Vaticano antes de ser el Rey Carlos III de España -esta obra está en el Museo Capodimonte de Nápoles.
Se podría decir que por su precisión, claridad y fina percepción en el registro de notables acontecimientos, fue el «cronista y Fotógrafo» de la fantástica e increíble Roma del siglo XVIII.