Por música zígara entendemos…
que es la música de los gitanos de Hungría y regiones circundantes.
Digamos, que es: in-con-fun-di-ble debido a la «escala que usan y la destreza instrumental«. Desde siempre, fue un territorio dominado por violines, ellos llevaron a este instrumento a su extremo, causando admiración mundial con su arte.
«Los gitanos» llegaron a Europa de la India por el s. XV, el rey Segismundo los menciona en un documento y figuran como «violinistas egipcios» en la corte de la Reina Isabel de hungría. Es en el s. XVI cuando las cortes europeas tuvieron oportunidad de disfrutar sus exóticos ritmos como: «Hungaresva» o «saltus hungaricus«.
Estas danzas persistiran hasta el s. XVIII que se mezclaran con otras de regiones lindantes como: sarabande, courante, polonica y Ländler.
Definitivamente…
La «música zíngara» perteneciente a los gitanos que desarrollaron su actividad de forma profesional en aldeas, en las cortes, ciudades, tocando en bodas, funerales y diversos festejos. Como ha ocurrido, los gitanos asentados en otros países adoptaron los rasgos escenciales de la música autóctona húngara asimilándola. Los gitanos búlgaros, en menor medida los serbios, adoptaron complejos ritmos aksak, que significa «cojo» «rengo» en turco, con un patrón rítmico o pie métrico propio de la música tradicional de los Balcanes, Turquía, Irán y Afganistán, que se caracteriza por tener compases de subdivisión binaria y ternaria. Comenzó a usarse en la música occidental a en el siglo XX y fueron principalmente, Stravinsky y de Bartók, este último lo denominó «ritmo búlgaro».
La gran diferencia
La música húngara es «pentatónica«,como la de tantos pueblos de diferentes partes del mundo: Escocia, Irlanda, la música incaica, hasta el Jazz! mientras que la música zíngara es «orientalizante«, es decir: llevada a occidente desde India, Persia o arabia en sus migraciones. Tiene «otra escala» y su gente, una enorme capacidad de adaptación a las modas de cada momento y un virtuosismo instrumental fantástico en «escalas orientales» que pronto dejó las aldeas, pasó a las ciudades influyendo poderosamente hasta nuestros días.
Tras la expulsión de los turcos a finales del s. XVII las ciudades cercanas al Danubio empezaron a sentir la influencia de Viena y sus músicos como Haydn, Mozart, Beethoven etc.
«Verbunkos» o danzas húngaras
El ejército austríaco contratará pequeñas orquestas de músicos gitanos para atraer a los jóvenes en el reclutamiento por el territorio húngaro.
La fama de esta música alcanzó la propia Viena y compartido con la música turca… a partir de 1780 empieza a publicarse las primeras colecciones de «verbunkos» o danzas húngaras, género musical húngaro del siglo XVIII, atribuido a los gitanos, pero, muchas de ellas firmadas por autores alemanes.
Famosas si las hay con Janos Bihari virtuoso violinista gitano.
Bihari actuó repetidas veces en Viena, algunas de ellas ante el emperador, y según Gyula Káldy– compositor húngaro del romanticismo y hasta fue escuchado por el joven Beethoven.
«Verbunkos» – fueron ganando en virtuosismo instrumental, variedad melódica y armónica, se le incorporaron: acordes alterados, modulaciones inesperadas y progresiones armónicas heterodoxas, incluyendo las quintas paralelas y por 1830 comenzó a presentarse con cambios ritmicos de danzas lenta -«lassú» – rápida «friss«. La tomaron los más grandes compositores del momento.
Las csárdás -czardas
Hacia1835, la nueva música de baile que alcanzaría notoriedad internacional, «las czardas«, heredera directa del«verbunkos» comparte la alternancia entre una o varias partes lentas y otras vertiginosas en ocasiones.Compuestas en su mayor parte por músicos no gitanos
Como el violinista Márk Rózsavölgyi, apodado “rey de las csárdás ”.
Lo nuevo, junto con el antiguo «verbunkos» y la moderna canción sentimental «hallgató» fue el repertorio básico de las bandas de músicos gitanos que triunfaban por entonces en las principales ciudades del país.
«El detalle» que faltaba
El fervor patriótico de esta música, fue tomada como referente del nacionalismo musical húngaro. Incluso el compositor Johannes Brahms, empezó a valorar la importancia de la música popular de los diferentes pueblos… y otros compositores emplearon estos recursos. Este era un hecho que nadie quería reconocer y que a fuerza de tanto insistir, se había instalado en el ambiente imaginario colectivo de forma auditiva, tan difícil de corregir.
Férenc Erkel -1810-1893- fundador de la ópera nacional húngara, contítulos emblemáticos como: Hunyadi László -1844- y Bánk Bán -1861.
Franz Liszt 1811-1886, con sus Rapsodias húngaras -1846-1853- para piano, algunas de las cuales la números 8 y 12, se inspiraron directamente en melodías de Rózsavölgyi.
En 1861 Liszt publicaría en Pest- Des Bohémiens et de leur musique en Hongrie , ensalzaba la labor de los gitanos como custodios de la música tradicional húngara. Las críticas, por parte de sus compatriotas, fue terrible!!! atribuir al genio gitano la paternidad de la música húngara… lo destrozaron… Argumentaban, que la música zíngara era gitana sólo en la medida de que era interpretada por músicos gitanos, pues la autoría moral correspondía al pueblo húngaro. En esto… erraban los críticos, era en considerar “pueblo”a sus autores, la mayor parte de los cuales eran compositores urbanos con nombres y apellidos bien conocidos.
Folclore húngaro
Desde la segunda mitad del siglo XIX se habían elevaron voces que reclamaron la recuperación del folclore húngaro como testifica la obra pionera de Karoly Szini–Las canciones y melodías del pueblo húngaro-1865 y ciertos asomos de música folclórica auténtica en la obra del compositor, gitano, Pista Danko 1858-1903. habrá
La crítica que dirigirá Béla Bartók a todo el nacionalismo musical del siglo XIX, quedó expresado en un artículo fundamental:
Música gitana? Música húngara? Ethnographia- Budapest- 1931.
La música zíngara… no es música tradicional húngara.
La magnitud del error no pudo comprobarse hasta que Zoltán Kodály y Bartók testimoniaran a lo largo de su extensivo trabajo etno-musicológico en las áreas rurales a partir de 1905.
Este giro propiciado por Bartók y Kodály supuso el abandono casi total de la música zíngara como fuente primaria de inspiración para los compositores nacionalistas húngaros del siglo XX.
Pero sobrevivió… no obstante, con los últimos compositores húngaros de operetas, como Franz Lehár y Emmerich Kálmán como estilo “popular” con las nuevas tendencias urbanas del siglo XX, adaptándose a los nuevos escenarios musicales urbanos. Una «música zíngara» cuyo instinto de supervivencia le ha permitido sobrevivir a: otomanos, austríacos, nacionalistas y folcloristas durante más de cuatro largos siglos…
Ejemplo de «preciosismo»…
Hora Staccato
Es una pieza corta para violín de apenas dos minutos, una verdadera «Joya musical» compuesta por el rumano Grigoras Dinicu para su examen de graduación en el Conservatorio de Budapest en 1906, donde había estudiado con Carl Flesch. Contaba con 17 años pero supo recoger la larga tradición de la intensa música de los gitanos centroeuropeos, reconocimiento que llegó en los años treinta, fue nombrado presidente de honor de la Unión General Romaní de su país de origen.
Grigoras Dinicu fue un músico universal de su época, de gran conexión con la gente, a la que transmitía ese sentimiento de complicidad al tocar el violín, y amante tanto de dirigir e interpretar conciertos clásicos como populares, actuando en el mundo de la música ligera, improvisando, recorriendo cafés, restaurantes, hoteles y night clubs de media Europa. El propio Jascha Heifetz, admirador del virtuosismo de Dinicu, y uno de los grandes del violín, realizó una excelente transcripción de esta obra para violín y piano.
«Staccato» en italiano » destacado» en notación musical
Signo de articulación que indica que la nota se acorta respecto de su valor original y va separada de la nota que viene a continuación por un silencio.
El manuscrito de la Orquestación que hizo en 1942 Pantcho Vladigueroff que se conserva en la biblioteca de Buccharest Philharmonic
Así como Franz Listz alabó el arte de Janos Bihari 1764-1817…
El español Pablo Sarasate compuso su bellísimo «Aires gitanos»…
Jascha Heifetz declaró que Grigoras Dinicu 1889-1949 era el mejor violinista del mundo…
El británico Yehudi Menuhin iba siempre al club en Bruselas a ver a Roby Lakatos 1965 su ídolo…
Y si…no hay virtuoso del violín que se precie, que no interprete una de estas extraordinarias y brillantes obras.