Un regalo de Navidad!!!

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                 …y muy bienvenido sea!!!!

Scriptorium

La fecha del nacimiento de Cristo fue establecida, históricamente, en el siglo VI por un monje: Dionisio el Exiguo, canonista y escritor eclesiástico. A partir de una serie de cálculos complejos e imprecisos, Dionisio estableció que: «Jesús vino al mundo exactamente el día 25 de diciembre del año 753 de Roma«.

Esta fecha, no mejoraba las establecidas por Ireneo -s. II, Tertuliano -s. II-III: año 41 de Augusto o 751 de la fundación de Roma.

Tampoco la señalada por Clemente de Alejandría -s. II-III-, Julio Africano -s. II-III, Eusebio de Cesarea s. III-IV, Epifanio de Salamina -s. IV- y Paulo Orosio -s. IV-V: año 752 de Roma.

La fecha de Dionisio, partía de su propuesta de establecer el inicio de la era actual «ab incarnatione Domini«, es decir, “el día de la encarnación del Señor”, a contar desde el 25 de marzo del año 753 de la fundación de Roma. Por tanto, el nacimiento se habría producido nueve meses después, el 25 de diciembre, cálculo que ya se venía realizando desde los tiempos de Julio Africano.

La primera alusión concreta se le atribuye a Hipólito de Roma a principios del siglo III, aunque hubo que esperar hasta el siglo siguiente para conseguir una referencia histórica acerca de la misma en la Depositio Martyrum – año 336, primer calendario litúrgico que comienza señalando que “VIII días de las calendas de enero, es decir, 25 de diciembre, nació Cristo en Belén de Judea”, aunque lo que seguramente hace es recoger lo que ya había establecido el Concilio de Nicea año 325, en el que se proclamó la Naturaleza divina de Jesús y se condenó de forma expresa las doctrinas que negaban que Dios se hubiera hecho hombre naciendo en Belén. Los evangelios de Mateo y Lucas y, apoyados en datos facilitados por otras fuentes históricas, trata de recomponer los acontecimientos a partir de un hecho absolutamente cierto: Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande, poco antes de la muerte del rey, que, según datan las fuentes históricas el año 750 de Roma.

La ciencia aporta lo suyo

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La era cristiana acabó por imponerse universalmente como medida cronológica a partir del siglo XV, sobre todo después de las modificaciones realizadas en el calendario por Gregorio XIII a finales del siglo XVI.

La discutida Estrella de Belén

Colin Humphreys, físico británico de la Universidad de Cambridge -Reino Unido-, confirmó que la estrella que guiaba a los Reyes Magos existió gracias a que encontró unos registros chinos de la misma época, el año 5 antes de la Era Común, mencionaban que «un astro iluminó las noches durante 70 días».

El papa Benedicto XVI menciona esta teoría en su libro sobre La infancia de Jesús.
La cuestión se complica porque no todos los historiadores están de acuerdo con la fecha señalada por Schürer para la muerte de Herodes. Algunos creen que dicha fecha debería retrasarse hasta el año 753 A.U.C. el año 1 antes de Cristo. En tal caso, Jesús habría podido nacer algunos años después de lo que se pensaba, pero siempre antes del año 1 de la era cristiana.

Otra mirada interesante…

Apoyándose en el Apocalipsis 12,1-5, Joseph Dumond– astrónomo, ha propuesto que Jesús pudo nacer el día 11 de septiembre del año 3 antes de Cristo 751 A.U.C.
«Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz. Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono»

Aspecto del cielo el 11 de septiembre del año 3 a.C.

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Esta configuración no se repitió en los días sucesivos ni en los anteriores. Se ve claramente al sol en el centro de la constelación de Virgo -una virgen vestida del sol- y a la luna, justo bajo los pies de la constelación. La imagen resalta las ocho estrellas más brillantes de las doce que rodean la cabeza de Virgo, que pertenecen a las constelaciones de Virgo y Leo: nu, beta y omicron de Virgo; sigma, iota, theta, delta y beta de Leo. Las otras cuatro, menos brillantes, podrían ser pi, chi, ypsilon y fi de Virgo.
En el extremo superior derecho de la imagen se ve la conjunción de Júpiter-el planeta rey, con la estrella Régulo -el pequeño rey, que es la estrella más brillante – alfa de la constelación de Leo -la constelación de Judá. Esta conjunción podría ser una nueva candidata para la Estrella de Belén.

A partir de este dato y teniendo en consideración el relato de Mateo acerca de la “Matanza de los inocentes” ordenada por Herodes Mt 2, 16: “…Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado.”

Algunos autores flexibilizan la posible fecha del nacimiento de Jesús y consideran lo más verosímil que se produjera entre los años 748 y 750 de la fundación de Roma, es decir, 6-4 años antes de la era cristiana.

La afirmación del evangelista Lucas -Lc 3, 1; 3, 23-, de que “El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene» año 27-28 de la era cristiana cuando Cristo comienza su prédica. Esta cronología es la que más consenso suscita entre los expertos en la actualidad.

Y de actualidad sin duda es la noticia siguiente:

«Después de 800 años podrá volver a verse en el cielo la Estrella de Belén»

Si, este 21 de diciembre 2020 un regalo muy preciado, después de un año tan duro.

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Una enorme luz apareció en el cielo guiándo a los Reyes Magos hasta Belén para poder adorar al Mesías. La Estrella de Belén, un fenómeno astronómico misterioso del que no se sabe demasiado, solo se tienen referencias en los textos bíblicos. Este, habría sido «el anuncio para el mundo del nacimiento de Jesús«.

Según astrónomos especialistas, esta potente luz en el cielo vuelve repetirse. El fenómeno se producirá en los próximos días cuando los planetas Saturno -Jupiter se alineen.

No se les había podido observar tan, relativamente, cerca de la Tierra desde la Edad Media.

Patrick Hartigan, astrónomo de la Universidad Rice, en una entrevista con la revista Forbes señaló: «Las alineaciones entre estos dos planetas son bastante raras, ocurren una vez cada 20 años aproximadamente, pero esta conjunción es «excepcionalmente rara» debido a lo cerca que parecerán estar los planetas entre sí». La última que se pudo observar fue:«Justo antes del amanecer del 4 de marzo de 1226, y fue la alineación más cercana visible en el cielo nocturno», comentó.

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El astrónomo Johannes Kepler que vivió entre 1571 y 1630, llegó a la conclusión de que el fenómeno que la Biblia hace referencia no fue realmente una estrella, sino una de las múltiples conjunciones entre Júpiter y Saturno sucedidas en el siglo VII.

«La conjunción planetaria de Júpiter y Saturno del próximo 21 de diciembre de 2020 mostrará un resplandor en todo el mundo parecido al que según la tradición, guió a los Reyes Magos al lugar de Nacimiento de Jesús». Esto se extenderá aproximadamente 45 minutos después de la puesta del sol.

… allí estaré mirando este fenómeno con renovada esperanza.

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Por su parte, Hartigan, dijo que para ver estos planetas juntos en lo más alto del cielo otra vez, se tendrá que esperar hasta el 15 de marzo de 2080 …falta bastante…no es cuestión, después de esto, no volverá a ocurrir otra, sino hasta después del año 2400…ol-vi-dé-mos-lo!!!

También hay investigadores

Que ponen énfasis en la circunstancia apuntada por Lucas y obviada por Mateo: “En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre” Lc 2, 1-6.

La fijación del lugar

El establo-refugio-gruta de Belén quedó definitivamente asimilado por el cristianismo en el siglo IV, cuando el emperador Constantino, a instancias de su madre, Elena, mandó levantar un templo en el lugar donde se había producido el nacimiento de Jesús, una gruta citada por Justino -s. II y Orígenes -s. III. De acuerdo con Lc 2, 6-7: “Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue».

En Mt 2, 1, se puede leer: “ Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? ”. Y Herodes, desconcertado, pregunta acerca del lugar dónde había de nacer el Mesías, los príncipes, los sacerdotes y los escribas del pueblo respondieron que en Belén de Judá, pues así estaba escrito por el profeta Miqueas 5,1-2: “ Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas”. La expansión del cristianismo por el Imperio Romano, primero, como religión permitida por el Edicto de Milán, Constantino año 313 y después, como religión oficial del Estado Edicto de Tesalónica, Teodosio, año 380, popularizó la imagen del “Portal de Belén”.

… y la celebración de la Navidad?

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No parece que existiera como fiesta en los primeros siglos del cristianismo, sino que sería a partir de la fijación en el calendario litúrgico de la fecha del 25 de diciembre como día de la Natividad cuando comenzó a festejarse y esto ocurrió durante el papado de Julio I -s. IV. Luego, sería ratificada por León Magno -s. V papa reconocido por su magisterio eclesiástico y dotes diplomáticas, y sancionada oficialmente como festividad por el emperador Justiniano s. VI.

Incorporada al calendario litúrgico, la nueva festividad se propagó progresivamente por todo el mundo cristiano, a pesar de las reticencias iniciales de las Iglesias orientales a reemplazar la antigua fiesta del 6 de enero, fecha que se consagró en Occidente a la Epifanía de Jesús con los Reyes Magos.

La escena que representa a Cristo en el pesebre, se fue completando con el paso del tiempo. En Europa, se popularizó a partir del siglo XIII con San Francisco de Asís y sus “pesebres vivientes”, costumbre arraigada en Oriente desde mucho tiempo atrás. La presencia de dos personajes infaltables:«el asno y el buey» dando calor con su aliento al recién nacido, fue aceptada por la Iglesia a partir del relato del Pseudo Mateo, uno de los evangelios apócrifos.

A lo largo de todos estos siglos, la iglesia, continuó asimilando costumbres y leyendas que se fueron añadiendo hasta hacer de la Navidad una fiesta entrañable y de enorme relevancia no solo desde el punto de vista religioso, sino también social y cultural.

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