La Virgen del Parto…
Esta es una obra maestra del Renacimiento italiano de Piero della Francesca 1415 – 1492 oriundo de Sansepolcro– en la provincia de Arezzo-Italia.
Un verdadero «Monumento a las madres» en la figura de María a punto de dar a luz. Pintura del siglo XV que representa a la Virgen embarazada. Un «fresco» de 260 cm de alto y 203 cm de ancho destinado a la pared del fondo del altar mayor de la antigua iglesia de Santa María de Momentana, en las laderas de la colina de Monterchi– pueblo vecino a Sansepolcro.
En la actualidad, Piero Della Francesca está considerado como uno de los mejores «fresquistas» del renacimiento, un pintor humanista, que dió gran importancia al estudio de las matemáticas, la simetría y la perspectiva dentro de su producción. También autor de curiosas iconografías como esta de la «Virgen del Parto» que hicieron historia o sus distintivos»halos» de santidad que parecen platos sobre las cabezas de ángeles y santos.
El origen…
Podría ser un homenaje a su madre nacida en Monterchi, pequeño pueblo toscano, muy cerca de Sansepolcro tierra natal del pintor.
Esta es una vista de la colina de Monterchi– localidad italiana en la provincia de Arezzo en La Toscana.
La pintura celebra la futura maternidad
Lo hace a través de la figura de María -la madre de Cristo– pero va más allá… que las pinturas del mismo género y de la misma época. Ha pintado una mujer embarazada real con un gesto común en ellas, lleva la mano izquierda al costado, a las lumbares, y con la mano derecha, acaricia amorosamente su vientre.
No se sabe el origen de la obra, si fue un encargo o iniciativa del propio artista. Su madre era de Monterchi, el pequeño pueblo y en ese lugar había un antiguo “culto a la fertilidad” de origen pagano que de alguna forma “se renueva” con esta imagen impresionante de la Madonna embarazada. Efectivamente, se convirtió en un lugar de peregrinación para las mujeres a punto de dar a luz que oraban por tener un buen parto.
Otras Madonnas del siglo XV
Otra curiosas imágenes de María embarazada, como siloviéramos a través de una ecografía, el artista ha pintado un pequeño niño Jesús sobre el vestido. Museu Nacional d’Art de Catalunya.
El Thyssen de Madrid tiene una «Visitación», la Virgen visita a Isabel, su prima, ambas embarazadas y sobre sus vestidos, dos niños en miniatura, obra de Hans Strüb.
Los expertos no logran ponerse de acuerdo en torno a la datación de la pieza de Piero. Estan de acuerdo, en el que fresco debió de realizarse en torno a la década de los sesenta del siglo XV, algunos optan por adelantar la fecha hasta 1450 y otros por retrasarla hasta 1459 fecha en la que falleció la madre del artista y en la que se supone que Piero estaría por la zona.
La Obra
La escena se desarrolla en un espacio ideal entre la realidad y una visión paradisíaca.
Muestra relación con otra obra suya de 1460 el «Sueño de Constantino» uno de los frescos más conocidos de este artista pintada para la iglesia de San Francisco en Arezzo, donde situa la escena también en una tienda de campaña.
Uno de las principales obsesiones del pintor era: la simetría, y lo demostrará en gran parte de sus obras, aquí dos ángeles y la Virgen embarazada.
La figura de María aparece ligeramente girada en tres cuartos lo que supone en el pintor toda una novedad en la presentación de las figuras. Sus retratos eran generalmente de perfil.
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Esta manera de retratar…«la tomarían todos» los pintores posteriores.
Piero utilizó el mismo dibujo invertido para realizar los ángeles y traspasarlos al fresco girando el papel. Los pintó de verde y rojo, dos colores complementarios intercambiándolos.
- El de la izquierda va vestido de verde con los calcetines rojos y sus alas son rojas.
- El de la derecha, en cambio, va vestido de rojo con los calcetines verdes y sus alas son verdes.
El artista utiliza mucho este recurso visual, que crea una composición “ordenada”, con un eje principal: la Virgen. Al intercambiar los colores, le da dinamismo a la escena. Solemne, estática, pero con cierto movimiento.
Piero “sacraliza” la imagen de una mujer embarazada y la convierte en la Virgen Madre de Cristo, ofrece una Madonna cercana, natural, “real”. Tanto es así, que está abriendo los botones del vestido justo en la parte del vientre, para que le fuera más holgado, un gesto nada usual por entonces…debajo de esta abertura el blanco de la camisa…
Este gesto, nos remite a otro similar: al de los ángeles que «abren la tienda». Nos anuncia, el Milagro del nacimiento de Cristo y el dibujo con flores de granada del cortinado nos evoca la futura Pasión de Cristo.
La iluminación clara destaca el volumen de las figuras, acentuando su aspecto monumental y apagando las tonalidades.
El rostro, pensativo, dulce y de facciones hermosas de María tratado con tonos delicadísimos, completan la sencilla escena de tan magnífica obra.
Piero della Francesca pinta como si iluminara el rostro por dentro… irradia luz, como una lámpara…
El cuello abultado de María, nos habla del grado de observación que tenía este artista. Recordamos, que durante el embarazo se puede producir un agrandamiento de la glándula tiroides, debido al efecto de la hormona gonadotropina coriónica humana (GCH). No es la primera Virgen que encontramos con el efecto» bocio».
Piero no escatimó recursos en la realización del fresco. Abundan los azules hechos con el famoso lapislázuli triturado, un material de muy alto precio ya que solía venir de las lejanas minas de Afganistán.
El mensaje iconográfico
«La Virgen del Parto», era entendida en el siglo XV como una personificación de la Iglesia contenedora del Cuerpo de Cristo, o bien, como la representación del Tabernáculo que contiene la Eucaristía al presentar a María como «Tabernáculo viviente» – «Arca de la Nueva Alianza«. Estas representaciones cayeron en deshuso tras el importante la Concilio de Trento…
Destino de la obra y recuperación de su devoción …
Ocurrió que en el siglo XVIII -1785, el pequeño templo, morada de tantos siglos de esta obra, sufrió los efectos de un gravísimo terremoto que lo destruyó por completo a excepción del muro que contenía el fresco de Piero della Francesca. Este hecho fue interpretado como una señal divina que convirtió a Monterchi en un renovado centro de peregrinación de mujeres embazaradas. A finales del siglo siguiente, en 1889, la obra se atribuyó definitivamente al pintor de Sansepolcro y a principios del siglo XX se decidió trasladarlo por motivos de conservación,con gran sensatez… porque de nuevo, en 1910, la zona soportó otro destructivo sismo.
Durante el pasado siglo cambió de lugar en varias oportunidades perdiendo por consiguiente «la iluminación» y «orientación original».
En 1992, y para preservar la obra de Piero della Francesca, el fresco fue trasladado al Museo que lleva el nombre de la obra. Expuesta en una «sala especial», un “Mini-museo” para una única obra- «El museo de la Madonna del Parto«como bien se lo merece esta espectacular muestra renacentista «Anunciadora de la Navidad».