
Dijo “Todo lo que fui capaz de imaginar, otros serán capaces de realizarlo…”. Y, es cierto que nos describió el mundo futuro. Su literatura juvenil fue denostada por los críticos de la época, incluso por los científicos de la época. Julio Verne, en una de sus últimas entrevistas afirmo que “Yo no visione nada…, simplemente me limité a documentarme muy bien, y lo único que supe hacer es recoger esas intuiciones e invenciones y plasmarlas en relatos….”
Se anticipó a muchos, algunos le consideraron el Nostradamus de su época. Nació en Nantes, el 8 de febrero de 1828 hijo de un abogado provinciano, bien acomodado, era el mayor de 5 hermanos. Como datos, recordemos que en 1830, dos años después del nacimiento de Verne, corría el primer ferrocarril (entre Liverpool y Manchester), y Francia ocupaba Argelia, de la que solo se iría (expulsada) en l962. Libros de historia del siglo XIX (por ejemplo, los de Eric J. Hobsbawm o el de Robert Schnerb) consignan que en los tiempos de la juventud de Verne «la sociedad burguesa […] está confiada y orgullosa de sus éxitos. En ningún otro campo de la vida humana esto es más evidente que en el avance del conocimiento, de la `ciencia´. Los hombres cultos de este período no estaban solo orgullosos de sus ciencias, sino preparados para subordinar todas las otras formas de actividad intelectual a ellas.» Es un período «de masivo avance de la economía del capitalismo industrial en escala mundial, del orden social que lo representa, de las ideas y creencias que parecían legitimarlo y ratificarlo: la razón, la ciencia, el progreso y el liberalismo.»
Fueron contemporáneos suyos :
Lord Kelvin (William Thompson, 1824-1907), quien perfeccionó muchos aparatos eléctricos (desarrolló el telégrafo), dirigió la inmersión del primer. cable transatlántico, introdujo el sistema cegesimal. de medida y la escala absoluta de temperatura;
Hermann L. F. Helmholtz (1821-1894), fisiólogo en Könisberg, Bonn, Heidelberg y físico en Berlín, que es el primero en plantear el significado de la energía potencial, el principio de conservación de la energía, y que la electricidad está formada por partículas eléctricas;
James Clerk Maxwell (1831-1879), quien unifica la teoría de las interacciones eléctricas y magnéticas, matematiza su estudio, postula la naturaleza electromagnética de la luz, aplica la estadística a la teoría cinética de los gases;
P.E. Marcellin Berthelot (1827-1907), el «rey de la química», quien realiza las síntesis orgánicas del alcohol etílico, del metano, del ácido fórmico (luego, otros sintetizarán la bencina, el acetileno, la naftalina), y estudia el calor de las reacciones;
Dmitrij Ivanovich Mendeleiev (1834-1907), introductor del sistema métrico decimal en la Rusia de los zares y elaborador de la famosa tabla que ordena los elementos por su peso atómico;
Ludwig Boltzman (1844-1906) y Henri Poincaré (1854-1912), que marcarán la física y la matemática del fin del siglo, especialmente en la teoría de los gases el primero y en mecánica celeste, teoría de la relatividad, y en casi todas las ramas de la matemática el segundo (quizás la figura central de la ciencia de su época).
Son también los años de Charles Robert Darwin (1809-1882), Johann Gregor Mendel (1822-1884) y Karl Marx (1818-1883), por más que en El pueblo aéreo (1901), ya en el ocaso de su producción, Verne escriba sobre el eslabón perdido entre el hombre y el mono. Tampoco se verá reflejada la obra de los grandes investigadores en bacilos y vacunas, Louis Pasteur (1822 – 1895) y Robert Koch (1843 – 1910).
La forma en que fue descubierto Neptuno presenta un símil científico que poco después sería el estilo de trabajo de Verne. La existencia del planeta, sospechada desde unos decenios antes en virtud de las perturbaciones de la órbita del más cercano Urano, es determinada con precisión en 1846. «Le Verrier, como dice Aragó, vio el nuevo astro sin dirigir una mirada al cielo; lo descubrió en el retiro y la soledad de su gabinete de estudio, sin más guía que su genio superior ni más instrumento que su pluma; la poderosa palanca del cálculo fue bastante para remover los mundos y descubrir en los confines de nuestro sistema solar un nuevo astro.» (Diccionario Enciclopédico Hispano – Americano) Menos de un mes después de publicada la monografía, un astrónomo de Berlín confirma visualmente la predicción.
Se discute sobre la naturaleza de la corteza terrestre, las grandes corrientes aéreas, la climatología; por 1860 se realizan los primeros mapas de las corrientes marinas. Todo esto atraerá obsesivamente a Verne: su descripción de las rocas de todos los lugares por donde andan sus personajes las transforma en actores no humanos de sus novelas; el profesor Lidenbrock, personaje principal de Viaje al centro de la tierra era profesor de geología; las corrientes ocupan un lugar primordial en sus libros con temas marinos; el clima es estudiado en detalle en todas sus novelas.
En 1850, por no querer vivir de su recién adquirida profesión de abogado»vive»con la lectura en la Biblioteca Nacional. Descubre a Edgar Allan Poe (1809–1849), que aún no había sido traducido al francés; estudia geometría, física, química, revistas de geografía como Le Tour du Monde, comienza a concebir «la novela de la ciencia». El gran Alejandro Dumas (padre) dará el espaldarazo a esta idea: califica de «fantástico» al propósito de Verne de novelar la ciencia con toques románticos. En 1852, con 24 años, es admitido en la revista Musée des Familles como redactor de la nueva sección científica. Se hace socio del Club de la Prensa Científica, donde entabla relaciones con exploradores y científicos, entre ellos el matemático Henri Garcet, cuyos Elementos de mecánica estudia cuidadosamente. Éste, que era maestro en la Sorbona, lo introduce en el mundo del observatorio astronómico y el jardín botánico, y en los gabinetes de física y química. Mientras tanto, escribe obras dramáticas y algunas se representan; se casa con la hermana de un hombre rico que le financia algunos viajes.
Conoce los astilleros de Glasgow, donde se construía el Great Eastern, pionero de los transatlánticos modernos, que tendería el primer cable a través del Atlántico. Verne ya tiene 34 años cuando funda la Sociedad de la investigación aérea con Nadar, alias de un célebre fotógrafo (retrató a las máximas figuras francesas de la época) adelantado de los viajes en globo. Con él y sus amigos aprende todo sobre la aeronáutica de la época y decide tomar el tema de un viaje en globo para su primera novela de la ciencia. Pierre Jules Hetzel, famoso editor de la época, recibe el manuscrito, lo obliga a modificarlo radicalmente, y finalmente lo acepta, tras lo cual lo publica en enero de 1863. Verne tenía ya 35 años y con Cinco semanas en globo comienza su deslumbrante carrera. La novela llega a todo el mundo. Quiere ser creador de la Literatura científica (que más tarde se la llamaría ciencia-ficción) y de la Literatura juvenil.
Hetzel se da cuenta inmediatamente del potencial del joven, y rápidamente le ofrece un contrato a razón de 20.000 francos cada año, y la obligación de Julio Verne de entregar 3 novelas cada año.
Es una época eufórica para Julio Verne. Confía mucho en la Tecnología y la Ciencia, piensa que el progreso es la única solución posible. . En 1875, llega la que se considera como su obra cumbre, La Isla Misteriosa, y dicen que aquí es donde alcanzó el cenit, la mejor escrita por él. En 1876, llega Miguel Strogoff, el homenaje a la aventura, a la lealtad, y a la solidaridad. En 1878, Un Capitán de 15 años… Pero poco a poco empieza a caer en un excesivo pesimismo, empieza a comprobar que a lo mejor la Tecnología no es tan buena, que el hombre no la utiliza como él pensaba, y esa negrura empieza a invadir su obra. La década de los 80 no es muy afortunada para él, aunque sus obras siguen triunfando, su vida personal no va por el mejor camino. 1886 es el peor año en la vida de Julio Verne, así lo confesó. Muere su madre, muere su mujer, y muere su padre literario, Hetzel, y por si fuera poco, Gastón, su sobrino favorito, en un momento de enajenación mental le pega un tiro a su tío en la pierna derecha que le invalida. Todo esto se suma a la suerte de enfermedades que ya venía acumulando, porque debido al excesivo trabajo se había originado en él una parálisis facial que le había deformado el rostro, y también la diabetes.
Su producción literaria: más o menos 65 novelas, además de 20 relatos cortos, 30 obras de teatro, y también 2 relatos geográficos. La UNESCO hizo un estudio y nos dice que sus novelas han sido traducidas a 112 idiomas. Solo le supera Karl Marx, con su obra El Capital, que fue traducido a 133 idiomas. Y así llega al siglo XX, aquel que él había soñado, y el siglo XX no le ofrece nada. Julio Verne ve desesperanzado como la Humanidad camina a la guerra, como la Tecnología solo ha servido para matar y para acabar con el Planeta. Está desconsolado. Las últimas entrevistas que ofrece solo se ve en ellas pesimismo, pesadumbre… está agotado, mermado por la enfermedad. El 24 de marzo de 1905 muere rodeado por sus familiares. Sus últimas palabras “Sed buenos…”. Cuando murió estaba acabando una obra apocalíptica, La Invasión del Mar, y en ese libro contaba que Europa sería cubierta por las aguas, y estas aguas llegarían de los Polos, que se descongelarían por el cambio climático generado por los hombres. Esto lo estaba escribiendo en 1905.






En el año 1863, Julio Verne escribió una novela titulada “París en el siglo XX”, se trataba de un joven que vivía en una ciudad con rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad, coches que funcionaban a gas y una impresionante red mundial de comunicaciones, ¡lo que hoy vivimos!!!! En esa historia supo expresar una de las cosas que caracteriza a las sociedades modernas: ese joven, pese a tener millones de posibilidades, no puede alcanzar la felicidad y su fin es trágico. Dicha obra no fue publicada sino hasta 1994, fue encontrada por uno de sus biznietos en 1989.
Vaya mi sincero y humilde homenaje a una mente brillante que supo crear un mundo lleno de maravillosas aventuras para los lectores ávidos de momentos fantásticos, que con el correr de los años se convirtieron asombrosas realidades.