Género pictórico.
«Singerie» en traducción del francés sería algo así como «monerías». La imagen del mono utilizada para simbolizar el aspecto irracional y absurdo de la naturaleza humana.
La historia de este tema aparece ya en el antiguo Egipto. Lo asegura Cyril Aldred-1914-1991- egiptólogo e historiador de arte, menciona una singerie en su obra «Arte Egipcio: en el tiempo de los faraones 3100-320 a. C.»
A lo largo de la Edad Media, los monos imitando a los humanos se veían «como un símbolo de la humanidad degradada«.
Se utilizaron para imitar el hombre y sus debilidades, a menudo aparecen en los márgenes de los manuscritos iluminados.
El grabador flamenco Pieter van der Borcht introdujo el «género singerie» como tema independiente en torno a 1575 en una serie de grabados, que están fuertemente arraigados en la tradición artística de Pieter Bruegel el Viejo. El tema fue recogido por artistas flamencos, en particular los residentes de Amberes, como Frans Francken el Joven, los Brueghel el Viejo y el Joven, Sebastiaen Vrancx y Jan van Kessel. Todos ellos pintores de naturalezas muertas, flores, animales y de escenas costumbristas del barroco que practicaron con éxito este género tan especial.
David Teniers el Joven lo desarrolló junto con su hermano menor Abraham. Los hermanos fueron capaces de atender al gusto imperante en el mercado del arte y un papel decisivo en la difusión de este género fuera de Flandes.
«La Barberia»-monos y gatos son utilizados como alegorías cuyo objetivo era «moralizar» a través de la sátira. De esta manera, los animales simbolizaban a personajes de la sociedad de entonces, con lo que se evitaba una confrontación directa con los sujetos aludidos. En el caso de «La Barberia», los simios representan el poderío político y económico de Flandes sobre Francia, ejemplificada por los gatos, a quienes se les están cortando los bigotes con lo cual se les quita el sentido de orientación como bien sabemos…
Más tarde, los artistas del siglo XVII como Nicolaes van Verendael, conocido como un pintor de naturalezas muertas empezaron a pintar así escenas con monos.
«El mono Escultor» de 1710 por Antoine Watteau.
«El mono pintor» del Chardin 1740- El «mono pintor» está basada en hechos reales, en ese momento preciso se adiestraban monos para actuar como pintores y así entretener a los cortesanos.
El género Singeries se hizo popular entre los artistas franceses a principios del siglo XVIII. Decorador y diseñador francés Jean Bérain incluyó figuras vestidas de monos en muchas decoraciones de la pared del Palacio que el gran Ebanista real André Charles Boulle luego los utilizó en su trabajo.
También la porcelana de Meissen realiza una serie de «piezas de moda» en este género «monos músicos».
En Francia… realizó la decoración rococó de «Grande singerie
y Pequeño singerie en el castillo de Chantilly, Christophe Huet.
En Inglaterra…
El pintor francés Andieu de Clermont es conocido por sus flores, decoraciones Rococó y por sus singeries: realizó la decoración del techo en Monkey Island Hotel, ubicado en la Isla de los Monos en Bray-on-Thames -Inglaterra. Este se construyó en la década de 1740 por Charles Spencer 3er Duque de Marlborough el ilustre antepasado de Lady Di .
Francisco de Goya y Lucientes no estuvo ajeno a este género…
En el siglo XIX
«Los expertos en arte» obra Emmanuel Noterman – y Charles Monginot.
Los monos fueron desde siempre considerados criaturas desvergonzadas, traviesas y excelentes imitadores de la conducta humana. «Estos monos» en papeles humanos eran una metáfora para «acentuar» la locura del mundo, un ejemplo: los que ocupan altos cargos sin merecerlos. O bien ridiculizan la idea que los «los conocedores» o «Expertos en Arte» son socialmente superiores al resto de los aficionados.
Hasta el licor de anís tuvo su Mono…
Bosch, notario y afamado empresario catalán, aprovechó el debate que suscitaban las teorías de Darwin, para publicitar su ya afamado Anís como la «marca más evolucionada». En la etiqueta, un primate humanoide sostenía un pergamino que proclamaba: «Es el mejor. La ciencia lo dijo y yo no miento». Este tema muy de moda tras haberse echo pública en 1859 la presentación su libro El origen de las especies» de Charles Darwin El rostro del primate humanoide, es el mismo Charles Darwin.
El famoso Ramón Casas – Artista modernista hizo anuncios para la firma y existe un collage cubista de Juan Gris donde muestra en 1914 la botella del licor.
Y así sucedieron los hechos…
A principios de siglo XX, la escuela de psicología de la Gestalt comenzó a realizar experimentos con monos pintores. En un período en el cual comienza a revalorizarse el denominado «art brut» o «outsider art», es decir el arte de enfermos mentales y marginados sociales, la pintura realizada por animales trajo un acalorado debate entre los artistas. El auge de los monos pintores coincide temporalmente con el momento de esplendor del Expresionismo abstracto y el tachismo, el oponente del cubismo.
Para los artistas que practicaban estos estilos, que un chimpancé pudiera realizar obras similares a las suyas era un signo de que iban por buen camino, de hecho algunos colaboraron directamente con primates.
A finales de los años cincuenta, el investigador Desmond Morris realizó un programa de televisión llamado «Zoo time» en el cual experimentaba con la conducta animal. Una de sus principales estrellas era «Congo», un chimpancé que podía pintar.
Morris llegó a realizar una exposición de dibujos y pinturas realizadas por chimpancés en el Instituto de Artes Contemporaneas de Londres en 1957. Para los críticos de estos movimientos en cambio, la similitud de la pintura animal con las obras de expresionismo abstracto supuso la oportunidad para una crítica perfecta.
Pablo Picasso y Joan Miró tenían obras de «Congo». Picasso defendió públicamente tanto a Morris como a «Congo» de aquellos que sugirieron que el trabajo realizado por los chimpancés no era arte. Salvadór Dalí llegó a afirmar, “la mano del chimpancé es casi humana, la de Pollock es totalmente animal”.
En 2005, tres de los cuadros de «Congo» de 1957 se subastaron en 26.000 dólares en la prestigiosa casa Bonhams de Londres. En esa misma subasta, se ofrecieron cuadros de Botero, Renoir y Andy Warhol, que no se vendieron. Howard Hong, el coleccionista que compró las obras de «Congo», aseveró que sus cuadros se parecían a los primeros trabajos de Kandinsky por eso, quedó maravillado.
Morris recogió los resultados del estudio en su libro La biología del arte. Otro pensador que coincide con Morris es el filósofo israelí Ben Amí Scharfstein, quien en su libro Pájaros, elefantes y otros artistas, dice que el arte no es intrínseco al ser humano y que tanto humanos como animales pueden crear patrones temáticos y simetrías.
Los críticos calificaron el estilo de «Congo» : «lírico abstracto impresionista».