
«El Manierismo» era un estilo artístico aristocrático, dirigido a personas cultas, refinadas y un tanto hartas de la perfección formal del «Renacimiento clasicista». Para ello buscaron lo artificioso, aquello que nunca se haya hecho, lo sorprendente, lo imaginativo.
«El Greco», influenciado tanto por el «Manierismo cromático veneciano» como por la expresividad del color, pinta «diferente»: sus figuras son manchas de color!! …y que colores! Ignoraba al dibujo (y era excelente como dibujante, realizó impecables retratos) buscaba plasmar formas que se agitan, alargan y danzan a la luz, y esta, se convierte en el elemento primordial de su obra.

Doménikos Theotokópoulos (Creta-1541- Toledo -1614) Toledo era una ciudad con más de 20 parroquias, casi 40 conventos y 62.000 habitantes en 1577 cuando «El Greco» llegó con 36 años. Por aquel entonces, era ya un artista maduro y con una abundante formación intelectual. Nunca dejó de ser un extranjero puesto que no dominaba el español. Fracasó en su objetivo de trabajar al servicio del rey Felipe II ya sea en el proyecto de «El Escorial»o en el de «Pintor de Corte», lo hizo por su cuenta. No se si muy a gusto, pero logró así libertad creativa para desarrollar un lenguaje pictórico irrepetible que serviría de inspiración a muchos artistas de siglos posteriores, en especial, a cubistas y expresionistas del siglo XX.
El arte del Greco ha sido apreciado de muy diferente manera a lo largo de la historia. Según la época, ha sido señalado como: místico, manierista, protoexpresionista, protomoderno, lunático, astigmático, quintaesencia del espíritu español y pintor griego. Digamos: lo que antiguamente se entendió como un defecto, actualmente pasó a ser una virtud.
Paul Lefort, en su influyente historia de la pintura de 1869, escribió: «El Greco no era un loco ni el desaforado extravagante que se pensaba. Era un colorista audaz y entusiasta, probablemente demasiado dado a extrañas yuxtaposiciones y tonos fuera de lo corriente que, sumando osadías, finalmente consiguió: primero subordinar y luego sacrificar todo en su búsqueda de efectos. A pesar de sus errores, al Greco solamente puede considerársele como un gran pintor».
Tres obras que muestran sus «vistas»
«Vista de Toledo » – «Vista y Plano de Toledo» y » El Laocoonte y sus hijos»
Estas obras muestra la ciudad de Toledo, realizadas al final de su vida y consideradas junto a La noche estrellada de Vincent van Gogh y algunos paisajes de Joseph Turner, las mejores representaciones del cielo en el arte occidental, en cielo muy amplio, pinta grandes manchas, unas azules, otras representando nubes, con una gran abstracción.
«Vista de Toledo «
Cuadro al óleo sobre tela de 1,21m de alto x 1,06 cm de ancho -en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
La obra presenta fuertes contrastes de color que la hacen inusitada para su época.
Toledo, la ciudad está situada en una zona de estepa. No caen más de 300 mm anuales… En la «Vista de Toledo» que realiza el pintor esta es un vergel! Aquí el cielo tormentoso presagia terrible tormenta. La «vista» está como iluminada por un relámpago, es fotográfica!!!,Impresionante!!.
Las tonalidades increíbles que utiliza: verdes de su propia creación (y poco usado en sus obras) que resalta con los azules y grises metalizádos, dan un aspecto dramático a la escena y ponen de relieve la grandeza de la ciudad. Por 1567 el rey Felipe II decidió trasladar la capital de Toledo a Madrid, se supone que el cuadro fue pintado a modo de «publicidad» para lograr el regreso de la corte y con ello, el bienestar general. La ciudad se ve fantástica con sus edificios emblemáticos (algunos acomodados especialmente) el Alcázar, el puente de Alcántara, el castillo de San Servando y la catedral, digamos que logró, además de ser el primer paisaje español !Una Ciudad Imperial como lo había sido!
Al manejo técnico del colorido y la luz de El Greco lo admiraron numerosos pintores pero sobre todo cautivó a Manet, Cezánne, Picasso, Derain, Rivera, Modigliani, Chagall, Bacon, Saura o Jackson Pollok entre otros muchos de las vanguardias moderna.

«Vista y Plano de Toledo»
El cuadro del Greco «Vista y plano de Toledo» y especialmente, el plano delineado fue uno de los primeros de ciudades españolas dibujados en planta, con una precisión y calidad sólo comparable a los planos militares de la época, plantea la cuestión de la formación del Greco como cartógrafo. Realizado entre 1610 y 1614, es óleo sobre lienzo 1,32 x 2,28 y se conserva en el Museo de El Greco de Toledo-España.
Se supone que el autor del encargo del coleccionista de mapas Pedro Salazar de Mendoza. Era el administrador del Hospital de San Juan Bautista, también conocido de Tavera por el Arzobispo Juan Pardo de Tavera. Otros opinan que el pedido provino del Ayuntamiento de la ciudad.
El plano mostrado en el cuadro es la planta geométrica más antigua conocida de Toledo y la más antigua de toda España.

Bajo un cielo tormentoso contemplamos a la Virgen María acompañada de una pequeña corte de ángeles que portan la casulla que impondrán a San Ildefonso, patróno de la ciudad. En muchas de las obras de El Greco, se combina una carga religiosa con la difusión de la ideología humanística, propia del Renacimiento. Sus cuadros suelen tener un doble mensaje que combina ideales manieristas y neoplatónicos con el espíritu del Concilio Trento…obra está dirigida tanto a fieles como a eruditos.
En el plano vemos diferentes casas, palacios e iglesias de Toledo, con una descripción tan meticulosa que cualquier vecino podría encontrar su residencia. planteándose la posibilidad que sería obra de Jorge Manuel, el hijo del pintor, especialista en arquitectura, pero quedó descartada. Esto ha hecho pensar a algún especialista que sería un encargo procedente del Ayuntamiento de la localidad. Independientemente de quién encargó el cuadro,el greco realiza un trabajo minucioso e innovador.
Nos da la sensación de colmena de apiñamiento de los edificios, nos muestra una ciudad medieval, pero con sus nuevos edificios como el Hospital Tavera, que contemplamos en primer término, junto al plano que sujeta el joven.


Toledo: Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1967.
En la esquina izquierda se encuentra la representación simbólica del río Tajo como una figura humana con un cántaro y una cornucopia, tradición típicamente manierista.
En el borde del mapa, aparecen una serie de inscripciones que corresponden con lugares representados en la cartografía. Dicho estudio reconoce 69 edificios religiosos (parroquias, conventos, hospitales,…) ordenados por criterios topográficos y reseñados a un lado del mapa.
Frente a la minuciosidad de las casas y del plano, el resto está abocetado: la alegoría del Tajo, la Virgen con los ángeles, el niño que sujeta el plano y el paisaje, planteándose la posibilidad de que el cuadro esté sin concluir.
Aquí podíamos encontrar una primera anticipación del impresionismo e incluso de Cézanne por los volúmenes geométricos de los edificios.

La obra se encuentra por primera vez en los inventarios de bienes de El Greco en 1614 y de su hijo Jorge Manuel en 1621. Estuvo en el Hospital de Santiago, pasó luego al Convento de San Pedro Mártir y al Monasterio de San Juan de los Reyes, y de aquí, junto con el Apostolado, a la colección del Museo de El Greco, de Toledo en 1910.
» El Laocoonte y sus hijos»
Esta seguramente es una de las últimas obras del Greco, que la dejó inconclusa a su muerte en abril de 1614. Se considera que en ella colaboró Jorge Manuel, hijo del pintor.
Es óleo sobre lienzo de 1,37 x 1,72 m. realizada en 1609 su último período toledano. Se conserva en la Galería Nacional de Arte de Washington.
Tema de la mitología griega y único del artista. Representa el castigo a Laocoonte que le envió el dios Poseidón narrada por Virgilio en la Eneida.

La obra griega de esta representación, es una escultura monumental en mármol, descubierta el 14 de enero de 1506 en una viña cercana a Santa María la Mayor, un terreno propiedad de Felice de Fredis que se encontraba en el Esquilino romano, y que en tiempos antiguos había sido parte de la Domus Aurea de Nerón y luego del palacio del emperador Tito. El papa Julio II envió al arquitecto Giuliano de Sangallo, quien junto a Miguel Ángel identificaron la escultura como la descrita por el autor romano Plinio el Viejo en su obra Enciclopédica Naturalis Historia. La perfección de sus líneas influenció a los artistas del Renacimiento en la búsqueda de la exacta proporción y armonía de la anatomía humana.
La historia mitológica
Laocoonte era sacerdote del dios Apolo en la ciudad de Troya, y se opuso a la entrada en la misma del caballo famoso que había aparecido en las playas cercanas cuando los griegos se habían retirado tras varios años de guerra. Furioso tomó una lanza y la clavó en el enorme caballo de madera para advertir a sus conciudadanos de lo nefasto de esa aparición. En ese momento salieron dos serpientes marinas que mataron a Laocoonte y sus dos hijos, Antiphantes y Thymbraeus. Los troyanos interpretaron el hecho como una ofensa del sacerdote a los dioses, por lo que metieron el caballo en la ciudad, que fue invadida por los griegos terminando vencedores de tan larga guerra. Las serpientes habían sido enviadas por Poseidón castigando de esa manera Laocoonte por haberse casado con Antiope y haber tenido hijos. Este hecho produce la caída de Troya.

No se sabe a ciencia cierta que lo motivó al autor a realizar esta obra. Ya habían pasado más de 100 años desde el descubrimiento de la obra griega se había perdido el «furor» o «moda» de dicho tema. Posiblemente sea uno de esas «asignaturas pendientes» que todos llevamos encima a lo largo de nuestras vida o un tributo a su tierra natal o quizás un homenaje a la ciudad que lo cobijó tantos años. Laocoonte viene de “laos” que quiere decir pueblo y de “coonte” tesoro escondido. Sería :“El pueblo que guarda el tesoro”.
Si miramos la obra …
Nos presenta a Laocoonte en el suelo, en diagonal, que intenta sujetar la serpiente que va a morderle la cabeza; uno de los hijos yace en el suelo, en un violento escorzo, mientras el otro lucha con la segunda serpiente para evitar la muerte. Las figuras se destacan por su movilidad, ecos del Manierismo romano que El Greco conocía tan bien.
Sin embargo se aleja totalmente del grupo escultórico helenístico que tanto había atraído a Miguel Ángel. Al fondo de la terrible escena podemos apreciar el paisaje de Toledo, y no la ciudad de Troya como correspondería. El pintor pudo crear esta obra como alguien que se comunica a través de ella para la posteridad. A España se llamó en tiempos remotos “Ofiusa”,“la tierra de las serpientes” o de los ofidios y Toledo fue fundada por dos descendientes de los troyanos Telamón y Bruto.
De fondo, la ciudad amurallada de Toledo. El caballo de madera de Ulises avanza hacia la puerta de entrada a la ciudad del siglo XVI. A la derecha, permanecen en pie dos figuras enigmáticas. Una masculina, otra femenina. La identidad de esta misteriosa pareja ha suscitado diversas interpretaciones: Manuel Bartolomé Cossío (que dejó un estudio monumental sobre la obra de El Greco). suponía que eran Apolo y Artemisa. Otros opinan que podría tratarse de Poseidón y Casandra, o quizás Apolo y Antíope, París y Atenea, o incluso Adán y Eva. Quizá sea ésta última la hipótesis más correcta, al colocar a los primeros padres de la Humanidad quienes también cometieron un grave error, costándoles la salida del paraíso.
Luego de una restauración a la que fue sometida la obra en 1955-56, se descubrió otra cara en una misma cabeza el dios Jano. Dos caras.Mirada el presente y el futuro… también las puertas de su templo se abrían durante la guerra y se cerraban en épocas de paz.
Los cuerpos y las caras de esta obra devienen de obras anteriores como: “Las Lágrimas de San Pedro” usada para el rostro de Laocoonte. La iluminación especial de todos los personajes del cuadro, en de un blanco-espectral parece esculpir sus cuerpos.
El Greco no terminó la pintura, murió en abril de 1614 en la Ciudad de Toledo, declarada Patrimonio de la Humanidad en1986 por la UNESCO.
Sus firmas : una en griego la otra castellana.