Angelus Domini nuntiavit Mariæ…

Es una oración en recuerdo de la Anunciación …el famosos ANGELUS que toma su nombre de la primera palabra en la versión latina, oración diaria que se reza al amanecer, al mediodía y en el ocaso de la jornada.

La costumbre de recitarla tres veces al día se le atribuye al rey francés Luis XI, que en 1472 así lo dispuso.

El papa, la reza públicamente el domingo al mediodía, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano.

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Tres sencillos textos que resumen este misterio. Se recitan de manera alternativa, un versículo y su respuesta y entre cada uno de los tres textos se recita el avemaría.

Su redacción, discutida por ser atribuida: por unos, al Papa Urbano II-1088-1099 y por otros, al Papa Juan XXII -1316-1334.

Existía la costumbre de anunciar la hora del Ángelus con algunas campanadas a las horas correspondientes, el papa Juan XXII por su bula del 7 de mayo de 1327, ordenó que, cuando se oyeran las campanadas de la oración, se recitasen tres veces el avemaría.

Después, el Concilio de París, celebrado en 1346 y bajo la presidencia de Guillermo, arzobispo de Sens, que decretó:

«Que la ordenanza del papa Juan, de santa memoria, concerniente al rezo del avemaría al oscurecer, fuese fielmente observada».

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Las representaciones de la Anunciación se remontan al cristianismo primitivo, como se observa en la catacumbas de Priscila, está es el fresco más antiguo conocido de la Anunciación que data del siglo IV.

Fue tema artístico favorito tanto en el Oriente cristiano como en el Arte mariano, especialmente durante la Edad Media y el Renacimiento que figura en el repertorio de casi todos los grandes maestros de la pintura.

La Solemnidad de la Encarnación se celebra el 25 de marzo, nueve meses antes de la Navidad y durante la Cuaresma, a veces la Pascua en caso de coincidir con la Semana Santa, Triduo Pascual u Octava de Pascua.

Pero…durante el Tiempo Pascual, en lugar de rezar el Ángelus, se reza o canta el Regina Coeli.

Millet. el Angelus.

La obra de Millet …»El Ángelus», su obra maestra

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Es un óleo sobre lienzo de pequeñas dimensiones 66× 55,5 cm. del Museo de Orsay de París, es la obra que mejor representa esta oración y la popularidad que tenía…

Su autor, nació en Grèville-Hague en 1814 en el seno de una familia de campesinos y nunca olvidó su origen. En 1837 ingresó en la École des Beaux Arts de París, con el maestro Paul Delaroche. En 1848 se establece en Barbizon, junto con otros pintores interesados en huir del ambiente y la vida parisina, como Theodore Rousseau o Jean-Camille Corot, para dedicarse a la pintura paisajística realizada al aire libre. Este grupo recibiría el nombre de Escuela de Barbizon o Escuela de Fontainbleau.

Millet representa en el Ángelus, una escena campestre, llama la atención la originalidad sin precedentes de la composición. Esta proposición atraerá la atención de la burguesía, ya que el mundo rural simbolizaba «lo bueno» en contraposición de la postura revolucionaria del sector obrero.

Jamás habían sido dispuestos, en la pintura, dos figuras en un espacio desértico, a la hora del crepúsculo…un hombre y una mujer de pie, inmóviles, verticales, el uno ante el otro, sin comunicarse con gesto alguno, ni con la mirada, ni siquiera que uno vaya al encuentro del otro… dos seres en un medio solitario, crepuscular donde la vida se apaga en el horizonte y surge el sentimiento de extinción dentro de esa atmósfera brumosa que lo domina todo. Los dos campesinos se recogen en su plegaria. Sus caras quedan en sombra, mientras que la luz destaca los gestos y las actitudes, consiguiendo expresar un profundo sentimiento de recogimiento. La pincelada, firme y segura, utilizando colores de tonos amarronados y ocres que resaltan la simplicidad de la imagen.

En una carta escrita en 1865, Millet afirma: El Angelus es un cuadro que hice pensando como mi abuela. Antaño, cuando trabajábamos en el campo, al escuchar el tañido de la campana, nos hacía interrumpir nuestro trabajo para rezar el Angelus por los “pobres muertos”

En un primer momento, Millet había pintado dentro de la cesta un bebé de pocos meses de edad fallecido, y los dos personajes de pie, sus compungidos padres que lo miraban sin consuelo. Esta situación conmocionó mucho a los que la vieron por primera vez, y recibió críticas de censura, por lo que este pintor se decidió a retocarla quedando como la vemos hoy.

El autor buscará retratar siempre a la gente humilde y campesina en un gesto de profunda admiración por el mundo rural, seduciendo a los republicanos y exasperando a la burguesía por tratar esto como tema central en su obra.​ Esta característica de sus obras le costó mucho, pero mucho… tanto, que vivió en la pobreza y murió en la miseria.

Millet, junto con Daumier y Courbet comprendieron que, en el contexto de la época, las manifestaciones artísticas que plasman la realidad, más allá de las controversias, centran la atención del espectador en un mensaje crítico que produce una reacción, una movilización que traerá como corolario la conciencia en la libertad y la nación para dejar de lado lo superficial e individual del romanticismo.

El Ángelus de Millet se convirtió en una obsesión para el pintor surrealista Salvador Dalí, que lo acompañó durante años y que le permitió representar algunas de esas grandes obsesiones, de la misma manera que han hecho Pablo Picasso o Manolo Valdés con Las Meninas de Velázquez, realizándo distintas reinterpretaciones pictóricas sobre el mismo tema.

Algunas de sus obras

A pesar de compartir algunos de los principios de la Escuela de Barbizon, su pintura no seguirá para nada ni la temática ni el espíritu de esa Escuela.
Millet fue tildado de “socialista” por la elección de temas vinculados a la realidad de los campesinos, siendo sus obras ásperamente criticadas en los Salones en los que participó, por considerarlas ajenas al gusto de la época, a lo que el artista respondió: “creen que me harán retroceder, que me convertiré al arte de los Salones. Pero no; campesino nací y moriré campesino. Quiero pintar lo que yo siento”.
Como sucedió con muchos artistas de época, sus obras fueron reconocidas y valoradas luego de su muerte en Barbizon en 1875.

Jean Francois Millet era un hombre religióso porque esa fue su educación familiar. En él no había mensaje de protesta, ni súplica por un reajuste social. «Con el sudor de tu frente ganarás tu pan» destino inamovible que nunca cambiará. La lucha incesante del hombre… un significado no social, ni político, simplemente religioso.

Era un hombre de Dios simple y solitario

Todo su objetivo era mostrar la belleza de la vida en la rutina del trabajo duro. Millet amaba la vida por su misma tristeza, era el invierno que llevaba en su alma…

Las Escrituras, las tormentas marinas y la poesía de Virgilio y Homero. Leyó a estos dos antiguos asiduamente. Estaban cerca de él compenetrados espiritualmente mucho más que la mayoría de sus contemporáneos.

En 1859, produjo esta obra extraordinaria, una de las mayores pinturas religiosas del siglo XIX –El Ángelus . Cuando la acababa de completar, había llegado a las profundidades de la pobreza.

«Solo tenemos suficiente combustible para durarnos dos o tres días», escribió, «y no sabemos cómo vamos a obtener más; porque no nos dejarán tener nada sin dinero…»

Aquí hay una descripción de la pintura, de la pluma gráfica de Paul Gsell:

«En medio de los campos, un joven campesino y su esposa acaban de terminar su día de trabajo. Algunos sacos de papas se cargan en una carretilla. Las nieblas del crepúsculo están robando el campo. En el horizonte hay una aldea. El campanario de la iglesia y algunos techos de cabañas se distinguen a través de la creciente oscuridad. De repente, la música lejana del Ángelus flota en el aire tranquilo. Silenciosos e inmóviles, los dos ocupantes de la escena se pierden en la contemplación religiosa. El hombre, dejando al descubierto la cabeza, se coloca torpemente sosteniendo su sombrero en sus manos grandes y gastadas; la mujer la abraza con reverencia y los dos inclinan la cabeza. ¡Qué pobre y tosca es su apariencia! Al mirarlos, uno pensaría que ambos son compuesto por el suelo que se aferra a sus zuecos de madera. Sin embargo, en la quietud del crepúsculo, oscuramente recortada contra el desvanecimiento del esplendor de la puesta del sol, sus formas dominan la escena. El mundo de la naturaleza se está derritiendo. o las sombras cada vez más profundas de la noche y deja de abrumarlas con su inmensidad. Ya no son dos personas pobres y solitarias, sino dos almas cuya oración llena el infinito «.

Esta pintura, poco después de la muerte de Millet, se vendió por un cuarto de millón de dólares.

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